Una semana ha tardado el nombramiento del nuevo responsable del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, desde que presentara su dimisión su anterior titular Ana Mato.

Bastaron no obstante unos minutos para que la mayor parte de los medios de comunicación contaran con valoraciones sobre el nuevo titular de esta cartera, Alfonso Alonso. Y dado que las organizaciones feministas nos encontramos en el ámbito de las competencias de este ministerio fueron muchas las preguntas y las valoraciones que se pidieron por parte de muchos medios de comunicación de forma inmediata.

Sabido es que a las organizaciones de la sociedad civil, y a las de carácter profesional, de cualquier ámbito, nos suele gustar que los nombramientos políticos de alto nivel respondan a criterios de vinculación de la persona con el sector. Conocimiento sobre los temas de fondo y compromiso personal y en la trayectoria profesional con los objetivos materiales que se van a gestionar dentro de su competencia. Cierto es que esta vinculación no siempre es garantía de una buena gestión, y hay ejemplos muy claros de lo contrario, pero se presupone que ayuda a entender las necesidades, objetivos e intereses de un sector específico.

Quizá sea por eso que en el nombramiento del nuevo ministro se han destacado y puesto más  en valor cuestiones como su perfil político, su capacidad de comunicación y la confianza con la que cuenta dentro del núcleo duro del equipo de Gobierno, que su implicación con los temas sociales, sanitarios y de las políticas de igualdad.

Por eso, es muy difícil que, desde las organizaciones sociales que trabajamos en el ámbito de la igualdad, contra la violencia de género y a favor del desarrollo de los derechos de las mujeres, podamos hacer una valoración previa del nombramiento.

Lo que sí hay es una lista muy larga de reivindicaciones pendientes en esta materia, fruto de una notable pérdida de prioridad en las políticas gubernamentales en materia de igualdad. Algunos de estos temas son, además, muy complejos. La culminación de las reformas en materia de violencia de género, casi la totalidad en tramitación y pendientes de un nada claro proceso de evaluación de la legislación actual, o una reforma del aborto que fue deliberadamente hurtada a la anterior titular, quizá por la carencia de ese “perfil político” que se ha puesto en valor en el nuevo ministro, son los temas más inmediatos. Pero estaría bien que se retomaran algunas de las líneas de actuación de la Ley de igualdad efectiva y, desde las competencias de igualdad, se echara un vistazo a los datos del empleo de las mujeres, al desarrollo de medidas educativas para la igualdad o la recuperación y fortalecimiento de algunos de los mecanismos de gestión de las políticas de igualdad desde todos los departamentos ministeriales, por poner algunos ejemplos que casi se han echado en el abandono durante el mandato de la Ministra Mato.

Mucha tarea para poco tiempo. Posiblemente. También un reto para un ministro de igualdad que no puede evitar la paradoja de que su propio nombramiento represente un retroceso en la participación de las mujeres en el Consejo de Ministros, uno de los indicadores internacionales que miden la situación de la igualdad en los diferentes países, alejando también, de esta forma, un poco más al Gobierno del cumplimiento del principio de participación equilibrada en todos los órganos colegiados del Poder Ejecutivo, que, a pesar de ser una recomendación legal, no hemos tenido en ningún momento a lo largo de la legislatura.

Pero con todo, la pregunta más sorprendente ha sido si valorábamos negativamente el nombramiento de un hombre como ministro de igualdad. Así que ha habido que explicar, de nuevo que no, que no es el sexo, idiota, que es el compromiso de un gobierno que entiende la importancia de una participación equilibrada en los centros de poder y decisión de los Estados, los Poderes y las Administraciones Públicas, lo que se puede reprochar. Ya me apuntaba yo a varias generaciones de ministros de igualdad en el marco de gobiernos paritarios. El resto de las valoraciones, tras la gestión, de la que, por supuesto, habrá que estar pendiente.

Publicado en el Blog Ellas de @Elmundo.es